martes, 20 de febrero de 2018

La importancia de un cuento


El mundo del cuento es uno de los mejores regalos que se le puede ofrecer a un niño. El cuento es una herramienta que permite fantasear con mundos imaginarios que ayudan al pequeño a manejar su realidad, le ofrecen enseñanzas vitales o simplemente la posibilidad de soñar.
 
Los niños aprenden a meterse en este mundo mágico utilizando como vehículo a los adultos que, con ilusión, les ofrecemos las primeras letras. Ellos escuchan y observan las imágenes atentamente, mientras nuestra voz recorre cada palabra de la historia. Nos convertimos en los responsables de transmitir el entusiasmo y el encanto de cada anécdota. 

 De ahí la importancia de leerle cuentos a los niños a temprana edad, de demostrarles lo mágico de introducirse en un mundo donde puede pasar cualquier cosa, donde viven personajes increíbles y otros muy parecidos a nosotros; donde ocurren historias sorprendentes y fantásticas, y otras de nuestra vida diaria, donde se aprenden formas de actuar, de comunicarse y de crecer.

Cuando los niños se convierten en dueños de su lectura, son capaces de introducirse en diferentes mundos por sí solos y soñar con ellos, compartir experiencias con elefantes que hablan y dragones bondadosos. Pueden volar, viajar, convertirse en otros y cumplir todos sus deseos.
Nosotros, los adultos, no debemos rechazar el mundo de la fantasía sino compartirlo con los más pequeños y descubrir que, a través de historias increíbles y personajes fantásticos, nuestra visión del mundo se hace infinita y nos convertimos en grandes conocedores del otro y de nosotros mismos.

Por eso, en cada fecha especial que amerite un obsequio, recodemos los cuentos, el maravilloso regalo que podemos ofrecer al pequeño de la casa entregándole un mundo infinito donde se mezcla la fantasía con la realidad y donde cada uno, por un ratito, puede convertirse en lo que desee.



Keka Colmenero, autora de Los Cuentos de Álex y Pancho

jueves, 15 de febrero de 2018

Iniciar la lectura a edades tempranas


En las sociedades preindustriales los procesos de transmisión de conocimientos fueron asumidos por la Iglesia, la sociedad y la familia, pero con el advenimiento de la era industrial, nació la necesidad de crear diversas instituciones, encontrándose entre ellas la escuela, cuya función principal ha sido y es la de educar a los futuros ciudadanos.

Esta educación no podría llevarse a cabo sin la lectura y su comprensión. La lectura constituye la actividad clave en la formación del alumnado por ser un instrumento básico e imprescindible de aprendizaje. Su ejercicio permanente contribuirá, sin duda alguna, a la formación integral de nuestros jóvenes, desarrollando así su personalidad.
Consecuentemente, el desarrollo del hábito lector debe comenzar a edades muy tempranas, cuando se inicia el primer aprendizaje de la lectura y la escritura

Cuando nuestros hijos o alumnos son tan pequeños que todavía no saben leer, nosotros, los adultos podemos leerles historias o cuentos con el objeto de despertar su interés por la magia de la lectura.

En esa línea plantearé algunas sugerencias para que padres y profesorado de educación infantil las consideren:
 
  • Conviene empezar a leerles lo antes posible.
  • Si les leemos con frecuencia, mejor.
  • Interesa variar la extensión y el contenido de las lecturas.
  • Cuando acabemos la lectura, es aconsejable dedicar unos minutos a comentar lo leído.
  • Hemos de leer con una entonación adecuada, poniéndose en la piel de cada personaje.
  • El ritmo de la lectura deberá permitir que los niños puedan formarse imágenes mentales de lo que están escuchando.
  • No hay que seguir leyendo si se comprueba que el texto que hemos
    escogido no es el adecuado.   

Mercé Viana (autora de cuentos infantiles y libros juveniles de Dylar México)