viernes, 2 de noviembre de 2018

DÍA DE MUERTOS



 
En nuestro país, el 2 de noviembre es un día de recuerdos y tradiciones. Proclamado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO en el año 2003, la celebración del Día de Muertos en México ha adquirido fama mundial y una revalorización nacional. En esta fecha recordamos que la vida tiene sentido por ser efímera.

Una vez al año, para los mexicanos la muerte es alegría y fiesta, pues por una noche se nos permite reencontrarnos con aquellos que ya se fueron. Lo que celebramos son los recuerdos de ese ser querido que se adelantó y que, de alguna manera, hacemos presente en nuestras vidas, de nuevo, cada 2 de noviembre. 

Esta tradición está vinculada a una serie de creencias indígenas sobre “el más allá”, por ejemplo para las culturas Mixteca, Zapoteca, Nahua y Purépecha, las almas de los difuntos regresan en noviembre, época del año en la que las almas han logrado por fin su purificación y vuelven en forma de mariposas. La época coincide con la llegada de las mariposas monarcas a Michoacán y otras especies que también emigran al país huyendo del frío de Canadá y Estados Unidos.

La cosmovisión de las culturas originarias de México, al unirse con la de los españoles, resultó en una serie de celebraciones con ritos mixtos, como es el caso del Día de Muertos. Es así como del 1 al 2 de noviembre se colocan ofrendas para recibir a las almas que poseen elementos de este sincretismo. 



Se trata de un altar de tres a siete niveles, según la región del país en que se encuentren, que da la bienvenida al alma del difunto y la guía al que fuera su hogar. La ofrenda se decora con la foto del fallecido en el nivel más alto y en los subsiguientes, comida, bebida, pan de muerto y otros gustos que tuvo en vida para recordarle que es querido y vive en la memoria de sus seres más allegados.

Algunos de los elementos característicos más simbólicos son:

·        Papel picado: representa la fragilidad y lo efímero de la vida.
·        Calaveras de azúcar: se necesitan al menos tres calaveras de azúcar que simbolizan la santísima trinidad y la fiesta de la muerte.
·        Flor de cempasúchil: tanto su belleza como su olor atraen a las almas de los difuntos hacia la ofrenda.

En Dylar nos unimos a la celebración de los difuntos y recordamos con cariño y un rico pan de muerto a quienes ya no están físicamente con nosotros, pero vivirán en nuestra memoria, para siempre.  

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